Lactancia: la continuidad del embarazo y el parto

Violeta Vazquez
Puericultora, Doula y Docente del Primer Programa Argentino de Formación en Primera Infancia y Crianza (http://www.primerainfanciaycrianza.blogspot.com/)

Al decir "leche" y aunque sea "leche materna", los adultos estamos acostumbrados a relacionar y pensar que todas las leches son mas o menos lo mismo. La leche humana, la leche de vaca, la leche de soja, la leche de coco. Y sin embargo nada tiene que ver una sustancia con la otra, ni pueden reemplazarse entre sí.



La leche humana es un tejido vivo, y los especialistas cada vez encontramos menos motivos sensatos para comprarla con la leche de fórmula o con la leche de vaca. La leche humana es la sustancia que eligió la naturaleza para nutrir óptimamente a la cría humana que en nada se parece al ternero. Al tener la información inmunitaria de la madre, el recién nacido cuenta, en su leche, con todos los anticuerpos que su madre desarrolló a lo largo de su vida.





Durante todo el primer año vida, la leche materna es el alimento principal para el niño, incluso luego de comenzar a ingerir alimentos sólidos. Darle jugos, aguas, papillas y semisólidos antes de tiempo no hacen más que perder calidad nutritiva y calorías en la alimentación de los niños, porque estaríamos desplazando a la leche materna, que el primer año de vida es muy superior que cualquier otro alimento (incluidas leches y papillas).





La leche de mamá, siempre esta disponible, no se acaba y el bebé se puede calmar en el acto. Además, dar la teta es lo mas parecido a ofrecerle un útero externo que el niño necesita luego de su nacimiento. La especia humana nace inmadura, necesita replicar el útero materno en los brazos de sus padres hasta que aprenda a incorporarse y hasta que adquiera ciertas libertades.
Con la teta hay contacto, sostén, succión, alimento, calor, vinculación, acunamiento, olor a mamá, sonido a mamá, etc. El bebé tiene derecho al cuerpo de su madre, y esa madre para poder ofrecerse al caos de un hijo, necesita del sostén del padre. Por eso es tan importante el rol del varón durante la lactancia.





No se nos cuenta la parte oscura y difícil de tener un bebé, el puerperio es una crisis existencial en la que se nos juegan múltiples vivencias personales y generacionales. Como madres nos solemos sentir agotadas, sin forma, sin tiempo, sin espacio, sin identidad, ultra demandadas, absorbidas, devoradas. Allí es donde la función del varón, para estar disponible y amoroso hacia su mujer, se hace tan importante.





Amamantar puede no ser placentero desde el comienzo. Existen miedos, incomodidades y dificultades propias de este período. Verse amamantando por primera vez puede resultar muy extraño pero cuando dimensionamos que la lactancia es la continuidad del embarazo y el parto podremos entregarnos con confianza a esta nueva etapa de la vida hecha leche.





Los beneficios de la lactancia son innumerables, incluso para la familia, para la sociedad, para la economía mundial. En salud, comodidad y vínculo. Los beneficios para la salud del amamantamiento se pueden extender a las madres también. Según el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología, el amamantamiento extendido reduce el riesgo del cáncer ovárico y del cáncer de pecho. Los nuevos estudios también han encontrado que las mujeres que amamantan enfrentan un riesgo más bajo de la diabetes iniciada en la adultez del tipo 2, y ellas parecen tener un riesgo más bajo de desarrollar osteoporosis más adelante en la vida.





Sin embargo "defender" la lactancia materna ante otras leches es absurdo, ya que la leche de fórmula es un remedio que debe ser indicado por el médico como cualquier droga y la leche materna es un fin en sí mismo.





En una misma toma la composición de la leche va a cambiando, de hecho la composición de la leche nunca es igual. Cambia a lo largo del día, cambia de un pecho al otro y también a lo largo de la mamada. Siempre se está reajustando a las necesidades del niño, las cuales también van cambiando. A lo largo de la mamada el tenor graso de la leche va aumentando, por eso es tan importante dejar al niño mamar de un pecho todo lo que desee, y así asegurarnos de que está llegando a ingerir la leche más grasosa.





Desde ya que una mamá que no desea amamantar también debe ser apoyada y acompañada en su decisión. Pero lo que me parece importante del cambio de paradigma es que aquellas mujeres que sí desean amantar a sus hijos tengan el apoyo y la información necesaria. Porque una mujer que pudo gestar y parir es realmente improbable que no pueda amantar. Sí se necesita de guía y contención profesional.




La Prendida:
Para dar la teta es necesario respetar los ritmos que propone el bebé. Recomendaciones: dar la teta a demanda, dejar que el bebé suelte sólo el primer pecho antes de ofrecer el segundo, tratar de iniciar el amamantamiento unos minutos después del parto, no ofrecer sustitutos de la succión o de la leche materna. Ofrecer el pecho ante posibles señales de hambre como incomodidad, manos en la boca, y llanto por supuesto. La mejor forma de asegurarse un triunfo en la lactancia materna es evaluar la colocación del bebé al pecho. Para estar bien prendido, el bebé tiene que:
- Tomar gran parte de la areola
- Tener la boca bien abierta y los labios evertidos
- Tener el mentón y la punta de la nariz rozando el pecho materno
- Tener su panza en contacto con la de su mamá o su torso siempre mirando en dirección al cuerpo de la madre

El bebé no debe:
- Hacer chasquidos o sonidos de aire dentro de la boca
- Tener sus mejillas ahuecadas
- Tomar solamente el pezón (éste no debe salir deformado ni aplastado al final de la toma)

No hay comentarios:

Publicar un comentario